Una amiga a la que llamaremos Acracia (sí es rebeldona) me contó algo que dice maomenos así:
"Qué te cuento, que yo fui de las de la escolta en la secundaria. Es que nos escogieron por forma de caminar y por estatura, y aunque no lo creas, yo era de las altas. Entonces estábamos en uno de los ensayos, cuando desde uno de los salones que estaba vacío, Belinda, una de segundo, me hizo señas para que fuera.
-Cht, cht, Acracia.
Entonces me acerqué a ella.
-¿Qué pasó?
-¿No quieres cocaína?- y me enseñó un polvo envuelto en una hoja de cuaderno. Ahorita que lo pienso sí era mucha, ¿eh?
-¿Y qué haces con eso? ¿Cómo se usa?
-Se mete por la nariz. Se la quité a mi novio. Le gusta ponerse cuando se la chupo.
-Ah, órale. Oye, pero por la nariz no me animo, mejor déjame ver a qué sabe...
Y sí, probé poquita y sentí entumecimiento en la lengua. Estuve pensando en eso después, que tuve que regresar al ensayo de la escolta. Yo era la capitana".
Casos y fotos. Cosas y carnales.
jueves, 21 de abril de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)