Estaba escribiendo cosas sobre ti y que se va la luz. En esta mesa donde está la compu hay un libro mío de biología, que tú measte. Ah, ¿vamos a empezar por ahí? No, mejor te cuento que en la mesa también hay un cacahuate, y me recuerda a ti porque te gustaban. Venías por la puerta del lado derecho y te ponías a buscar cobijitas, tiré todas las buenas al suelo, te di mi edredón más pachoncito. Allí dormías agusto pero más en mi cama. Te subías y te desparramabas, siempre podía agarrarte la cabeza y besártela. Mirada triste, bonito pelo, bonito todo. Tus ojos cafecitos. Ah, ¡los recuerdo y quiero chillar! Tu sillón favorito. Fui a ver si tenía pelos tuyos, pero creo que ahora tiene más del Wiki y del Roco, tu perro no amigo. Qué raro, si todos te caían bien.
Te subías a la azotea a ladrar y le enseñaste eso a Wiki. Pero tú sí bajabas a buena hora, para venir a acompañarme, no como él, que aprendió a subirse pero no a bajar. Ladra y ladra, a veces hasta las 3 de la mañana. Pero era tu amiguito, ya no digo nada feo, pues. Yo te quiero, yo siempre te quise, hasta cuando no te podía tener. Mala casa que tuviste al principio, no te entendían bien. Pero llegaste aquí, todo el día me la pasaba contigo. De noche y si estaba en otro lado, te extrañaba. Tus ojitos.
Ahora he visto sombras pasar del otro lado de la ventana. Me recuerdan a ti. Voy al baño y me acuerdo de que te metías, pero no siempre. Y también de que te gustaba orinar varios muebles. Malditillo. La gente te decía que eras muy fuerte, que estabas bien bonito, que de seguro eras bravo, algunos incautos llegaron a preguntar que si "eras perro de pelea". De sólo pensarlo, que Dios nos libre, amor.
Amor, amor, amor, yo te quiero, y estoy aquí. Mis días son distintos, porque te extraño y te extraño y te extraño, y a veces pienso que tu enfermedad fue mi culpa. Y a veces me acuerdo de que te regañé poquito y hubiera preferido no hacerlo. Ni siquiera estuviste conmigo un año y tres meses, pero te conocí desde antes. En esa casa que de seguro querías olvidar (o quizá tú ni en cuenta) a veces te visitaba en la azotea y por veinte minutos te abrazaba. Luego me iba medio angustiada. Paris te llevaba panecitos los miércoles, me parece. Y fuiste buen amigo del Manchas.
Tu cabeza cerca de mí, eso es lo que ahorita me chinga más. Yo veo la almohada y quisiera que fuera tu cabezota, pero no. Y tu voz, que nomás de sentir que la olvidaré lo siento como una blasfemia. No quiero. Yo antes llegaba del trabajo y eras mi maldita felicidad. Y ahora estoy de vacaciones, ya no me gusta ese lugar de trabajo pero si sigo yendo, a mi regreso no estarás. Pero estarán los otros perrines. Más mensones e ingenuos que tú. Bueno, Roco, el que no te caía bien, más inseguro y celoso y buscador de cariño. Pero diferente, yo te quiero, y es muy cursi porque eres analfabeto y ni vas a poder leer esto. Tus croquetas con queso, tu baba en el platote tuyo, que no quiero que usen estos, porque pues ellos ya tienen el suyo, más apropiado a su tamaño...
Esto es insuficiente, yo te sigo extrañando, pero me voy a comer y a hacer algo. Aunque sea nada. Cuchito. De mí.
Casos y fotos. Cosas y carnales.
jueves, 4 de agosto de 2011
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